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XV Domingo del Glorioso Pentecostés - Homilía del Patriarca Maronita Rai

Actualizado: 15 sept 2022



XV DOMINGO DEL GLORIOSO

PENTECOSTÉS


Homilía de Su Beatitud Bechara Pedro cardenal Rai

Patriarca de Antioquía y de todo Oriente

Decimoquinto Domingo de Pentecostés

Diman, domingo 11 de septiembre de 2022


“Sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho” (Lucas 7, 47).


1. La mujer pecadora amaba tanto a Dios, y creyó que Jesús era el Dios encarnado, el misericordioso y el perdonador, por eso fue a la casa de Simón el fariseo, donde estaba Jesús, y expresó sin temor ni vergüenza la profundidad de su remordimiento por sus muchos pecados, derramando sus lágrimas a los pies de Jesús, y pago sus deudas, sus pecados besando sus pies y ungiéndolos con perfume. Entonces Jesús leyó su gran amor y su sincero arrepentimiento, Él es omnisciente de sus muchos pecados: Le dijo a Simón: “Sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho” (Lucas 7, 47); y a la mujer le dijo: “Tus pecados te son perdonados... Tu fe te ha salvado, así que vete en paz” (Lucas 7, 48 y 50).


2. ¡Qué hermoso es el amor perdonador de Dios, por muchas deudas de nuestros pecados! y qué feliz estaba aquella mujer, porque con su arrepentimiento sincero y valiente desde lo más profundo de su corazón porque al oír la palabra perdonadora del Señor Jesús, sintió como si se le hubieran caído montañas acumuladas de los hombros y vivió la alegría de la verdadera libertad, la libertad de los hijos e hijas de Dios!


3. Nos complace celebrar con ustedes esta divina liturgia y es un placer para mí darles la bienvenida a todos. En el corazón de todos y cada uno de nosotros, existe el deseo de experimentar la alegría del arrepentimiento y del perdón como esa mujer. El Señor Jesús nos mostró el camino instituyendo el sacramento del arrepentimiento para nosotros. Entregó su autoridad a la Iglesia para que la ejercieran sus sacerdotes.


Por un lado, exhortamos a los fieles a vivir este nuevo nacimiento a través del sacramento de la penitencia, y por otro lado, exhortamos a nuestros hijos y sacerdotes a asegurar el servicio de este sacramento como un deber esencial junto al servicio del Sacrificio Divino, de donde brota la fuente de la redención de nuestros pecados y del perdón.


4. Nosotros, junto con ustedes y con el Sínodo de los Obispos de nuestra Iglesia Maronita, expresamos al pueblo británico nuestro más sentido pésame por el fallecimiento de Su Majestad la Reina Isabel II, quien marcó su nación, una época e historia con páginas gloriosas, y que mostró que la fuerza del gobernante radica en su compromiso con la constitución, el respeto a los valores, la cercanía al pueblo y la superación de las diferencias. La difunta reina trabajó para fortalecer las relaciones británico/libanesas, especialmente con el patriarcado maronita. Ella siempre ha elogiado el pluralismo libanés y esperaba que tuviera éxito en la consolidación de la asociación nacional. Extendemos nuestras felicitaciones al nuevo Rey Carlos III, y depositamos grandes esperanzas en la continuación de esta política, especialmente en esta delicada etapa que atraviesa Líbano y Europa a la sombra de la feroz guerra en Ucrania. Encomendamos estas condolencias y felicitaciones a Su Excelencia el Embajador británico en el Líbano.


5. El Señor Jesús comparó los pecados con las deudas del mundo. El pecado en sí mismo no es una religión, pero sus efectos son deudas con Dios y con el pueblo, y esto exige que la justicia lo abandone. No hay perdón sin justicia. El pecado es una herida a la verdad y al amor, ya que se cometa contra Dios o contra el hombre. Todo pecado contra una persona es al mismo tiempo contra Dios, que es verdad y amor (Papa Benedicto XVI: “Jesús de Nazaret”, p. 189).


6. La fe y el amor, son la puerta del arrepentimiento y del perdón, y los distinguió esta mujer que en la ciudad era conocida como pecadora. Se demostró su gran fe en Jesús, el Divino Redentor, junto con su gran amor por él. El arrepentimiento es un acto de fe y un acto de amor que van de la mano, con la fe el pecador se da cuenta de la maldad de su pecado y busca el perdón de Dios y con amor se arrepiente ante su Señor, de haber ofendido su amor y la verdad.


Cuando Jesús dijo a la mujer: "¡Tu fe te ha salvado! Vete en paz", elogió su fe, como antes había alabado su amor, y reveló la paz que llenaba su corazón a causa de un completo arrepentimiento y el perdón, al mismo tiempo reprobó a Simón el fariseo que lo acogió en su casa, sentándose, indirectamente, sobre su falta de fe y de amor, y de no aceptar la paz que él siembra donde quiera que se encuentre, si los corazones se le abren por el arrepentimiento.


Nuestro Dios es un Dios que perdona, y quiere que seamos como Él y que nos perdonemos unos a otros. Por eso nos enseñó a orar: “Perdónanos nuestros pecados, como nosotros perdonamos a los que han pecado contra nosotros”. Haz que el perdón sea una condición para la oración y la ofrenda a Dios: “Si vas a presentar tu ofrenda a Dios, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mateo 5, 23).


7. El valor del arrepentimiento y el perdón, son un medio para cambiar el curso de la vida, a nivel de pensamiento y acción. Renuevan al hombre desde dentro, purifican su memoria y le hacen pasar la página del pasado. El arrepentimiento y el perdón son dos virtudes esenciales para la convivencia. Se requieren tanto en la familia pequeña como en la grande. Ambos son necesarios a nivel de la comunidad política y de la familia nacional. No se puede vivir en un ambiente de odio, malicia, acusaciones, abusos a nivel de partidos y bloques políticos, como sucede hoy, desafortunadamente con pesar. Tal ambiente envenena la atmósfera de vida entre los ciudadanos, sin que ellos sean responsables de rociar este veneno. Nuestra tragedia en el Líbano es que muchas personas no admiten y no se arrepienten de sus errores y pecados, por lo que vivimos en una “estructura de pecado”. Esta realidad ha alcanzado un trastorno en la vida constitucional e institucional.


8. Por lo tanto, no nos quedamos callados, sino que nos negamos:

- No nos quedamos callados, sino que rechazamos la parálisis del país.

- No nos quedamos callados, sino que nos negamos a suspender la constitución.

- No nos quedamos callados, sino que nos negamos que impidan la formación de un gobierno.

- No nos quedamos callados, sino que nos negamos a impedir la elección de un nuevo Presidente de la República.

- No nos quedamos callados, sino que rechazamos la imposición de la vacancia presidencial.

- No nos quedamos callados, sino que rechazamos el desgobierno de la presidencia.

- No nos quedamos callados, sino que nos negamos a acaben con el estado del Líbano, sus rasgos, su modelo, y su misión en este Oriente y en el mundo.


Esperamos que los ciudadanos leales que creen en el Líbano, en el mensaje, se una a nosotros para rechazar estas herejías y se solidarice hasta la formación de un nuevo gobierno, la elección de un nuevo presidente para la república antes del 31 de octubre próximo, quien será un presidente del ámbito nacional independiente y un presidente incluyente.


9. Es lamentable que los libaneses hayan llegado a un estado de desconfianza, que ha comenzado a cuestionar toda intención, incluso si es sincera y a un estado de politización que ve politizar cada decisión o medida. Estas dos situaciones conducen a la interrupción.

Este es el caso hoy entre las familias de las víctimas de la explosión del puerto de Beirut y del Ministro de Justicia. Es un conflicto justificado por los dos estados de desconfianza y politización, y conduce a la obstrucción y expresar una opinión, aunque sea objetiva, y que está abocada al escepticismo y la politización.


Se sabe que el juez de instrucción, Tarik Al-Bitar, está fijo en su cargo y tiene por ley el expediente de la investigación de la explosión del puerto, pero está esposado por la negativa del Ministro de Hacienda a firmar el Decreto de formaciones judiciales, que obstruye la designación de los titulares de las salas de casación que constituyen el órgano general de la Corte de Casación, para que esta restablezca la vida judicial con la que se relaciona la labor del juez de instrucción. Esta es la principal cuestión cuya solución permitirá al juez Al-Bitar volver a su trabajo.


En cuanto al tema que el Ministro de Justicia plantea al Consejo Superior de la Magistratura por unanimidad, y que no afecta la autoridad del juez Bitar, se relaciona con el tratamiento de los detenidos que llevan más de dos años bajo custodia, y tienen derecho ser puesto en libertad de conformidad con el artículo 108 del Código de Procedimiento Penal. Pero el juez Al-Bitar no puede emitir ninguna decisión al respecto debido a su esposamiento.


Sugerimos escuchar la opinión de los ex titulares del Consejo Superior de la Judicatura sobre este tema, para resolverlo por un lado, y tranquilizar a las familias de las víctimas de la explosión en el puerto por otro. La justicia y la equidad permanecen preservadas.


10. Pedimos a Dios que ilumine a todos para que vivamos en tranquilidad y paz. A él sea la gloria y las gracias por siempre. Amén.

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