Soy un sacerdote cristiano, hijo de una mujer musulmana que nos ayudó a acercarnos al Señor Jesús.

Estoy orgulloso de haber nacido en una familia pobre, que me ha preparado para seguir el camino del Señor.

A los críticos del matrimonio cristiano de Eli y de Fátima musulmana, les digo: soy un sacerdote cristiano, hijo de una mujer musulmana; ¡mi familia es mixta y el amor abruma nuestras vidas! Deseo que el Líbano sea similar a mi familia ... ¡no al sectarismo y la violencia! ¡Sí, por el lenguaje del amor y la paz! Esto es lo que escribió el padre Amin Samaan en su página de Facebook, porque está orgulloso de su familia mixta, que fue bien educada y tiene hijos sobre la base del amor, la igualdad y la no discriminación religiosa o étnica.

El padre Amin Samaan, sacerdote de la Orden de Los Misioneros Maronitas Libaneses, cuenta sobre un camino coronado con la presencia del amoroso Señor y el Buen Pastor.

Esto es lo que mi madre musulmana me enseño... "Nací en una casa muy humilde y crecí en una familia cristiana musulmana. Mi familia era muy pobre, pero estoy orgulloso de que la casa que me ha acogido desde mi infancia fuera un establo para animales, debido al deterioro de las condiciones de vida", dice el padre Samaan.

“Valoré el dolor por la pobreza y la necesidad, mi madre a veces tuvo que reemplazar la leche con agua y azúcar debido a nuestra incapacidad para comprarla.

Cuando mi familia se casó, mi madre musulmana permaneció en su religión y mi padre no se opuso a ella, pero él respetó sus creencias y no la obligó a cambiar, pero descubrió la presencia del Señor en su vida, sin ninguna disminución o reducción en el valor de la religión del otro, estaba convencida de que el cristianismo la llevaría al camino correcto para ver Señor a través de él ".

Mi madre presentó la fe cristiana a nuestra familia. El padre Samaan dice: "Fuimos testigos, mi hermano y yo, sobre el bautismo de mi madre, que recibió el misterio del bautismo después de 12 años de matrimonio, ella quería seguir al Señor Jesucristo... Tal vez su familia no aceptó su conversión al cristianismo al principio, pero las cosas cambiaron más tarde".

La relación que me une a la familia de mi madre se basa en el respeto, el intercambio de experiencias y el amor divino que Jesús llama al mundo a vivir.

Crecimos como otros cristianos, nuestra madre no nos obligó a orar según la religión islámica, sino que nos dijo: "Oren en el lugar donde se encuentren". Es decir, la Iglesia. Estos principios todavía están arraigados en nuestra familia y fue mi madre quien se presto a la fe cristiana e hizo que mi padre se acostumbrara a la oración, nos ayudó a acercarnos al Señor Jesús, ya que nos estaba invitando a participar en el sacrificio divino, aprender sobre la religión cristiana, rezar en casa y recitar el Rosario. Así es el Santo Rosario, el medio a través del cual se santifica y de esta manera estaba creciendo espiritualmente en el campo de Dios.

La chispa del primer encuentro entre los dos amantes. El padre Samaan continúa: "El Señor interfirió en cada detalle de mi vida. Estudié ciencias políticas en la Universidad Libanesa y soñé con luchar contra la injusticia, la fama y los reflectores sobre mí, antes de entrar al monasterio y conocer a Jesucristo ...

Mi experiencia con Jesús es muy especial, porque cuando lo conocí, no quise conocerlo o seguirlo. Cuando tenía veinte años, conocí a un sacerdote en Facebook, él me invitó a participar en una hora santa en el monasterio, así que decidí reunirme con él y me senté en la última fila de la Iglesia.

Al levantar la Eucaristía, un canto sagrado, sucedió como si una chispa sacudiera mi ser: es la chispa del primer encuentro entre los dos amantes... ¡Toqué la presencia de Jesús en ese bendito momento! Lloré, seguí llorando y mis entrañas temblaron. Me sentí como Pedro cuando se encontró con Jesús, y le dijo: Sígueme y te convertiré en un pescador de hombres...

Al día siguiente, después de despertar, le informe a mi madre de mi decisión: ¡me convertiré en sacerdote! Mi madre no aceptó la idea a primera vista, pero regresó y aceptó mi elección".

¡Qué me aterrorizó en esos momentos! El padre Samaan agrega: “Participé en las reuniones de discernir el llamado para descubrir mi verdadera vocación y conocer el destino al que el Señor quería llevarme.

Viví una lucha entre dejar el mundo y comenzar una familia, pero Dios me llamó a la virginidad: "Te quiero con todas tus energías y sentidos", sabiendo que el mensaje del sacerdote casado, es más difícil de lo que debe hacer para lograr un equilibrio entre la parroquia y la familia.

Después de esta experiencia, la lucha, las lágrimas que derramé y el miedo a lo desconocido, el Señor se dirigió a mí: “¡No temas! Estoy a tu lado y te acompañaré paso a paso en la vida piadosa.

1 de julio de 2018, es el día que quedó grabado en mi memoria y en mi ser para siempre: ¡mi ordenación sacerdotal! ¡Estaba aterrorizado en esos momentos cuando el obispo unge la cabeza del nuevo sacerdote con el santo óleo! Durante mi aterrorizada experiencia, fui atraído a las profundidades de Dios, como si estuviera en otro mundo, ¡caminando en una alegría sin fin! Sentirse más allá de toda descripción, renovado diariamente en el Sacrificio Divino.

Traté de mirar a mi familia, los encontré llenos de lágrimas de alegría y en un instante mi hermano corría hacia mí, para recibir la comunión que le llevaba por primera vez como sacerdote, los momentos más sagrados se revelaron cuando adoré a mi madre y consumí la Eucaristía ... esos momentos brillantes adornaron mi terrible experiencia ...

Una semana después, experimenté una prueba maravillosa: presidí la celebración del matrimonio de mi hermano, caracterizado por la reverencia y el amor sincero".

¡No olvidar nuestras iglesias! El padre Samaan dice: “Tocó la presencia del Señor desde que amanece hasta que me quedo dormido, le pido que maneje mi vida. A veces, me debilito y me asusto... El mensaje me atrae a los que se quedan atrás y los marginados, veo al Señor en las personas que conozco ".

A través de estas líneas, envía un mensaje a todos, diciendo: “A la luz de la propagación de la epidemia del coronavirus y ante el deterioro de las condiciones económicas, soy un ser humano antes de ser sacerdote y un sacerdote antes de ser santo, porque la santidad es un objetivo que nos esforzamos por lograr poco a poco.

Viví pobreza, hambre y privaciones, pero tengo la dignidad y el orgullo del alma, ​​estoy orgulloso de haber sido criado con el sudor de la frente de mi padre, sus pies mancillados con tierra, las oraciones y las lágrimas de mi madre, ambos se sacrificaron para alimentarnos con nuestro pan de cada día ".

El padre Samaan también se dirige a los jóvenes, el latido de la Iglesia, diciendo: “Después de que todos nuestros hogares se han convertido en iglesias, pido su preservación y no la olviden, porque después de la crisis del coronavirus y la reapertura de las iglesias, ustedes representan la Iglesia y siempre deben acompañarla...

Les pido a todos que recen por los sacerdotes, los monjes y las monjas... A veces podemos debilitarnos y alejarnos de Dios, pero el Señor nos ama y confía en nosotros, nos da fuerzas en nuestra debilidad y la Biblia es un testimonio de mis palabras".

El Padre Samaan extiende su agradecimiento al Señor, diciendo: “Agradezco a Dios por la bendición de la vida y la naturaleza, porque la adoro y amo su imagen.

Le agradezco por mi familia, mi Iglesia, mi Orden y a todas las personas que Dios ha puesto en mi camino, a las personas que me causaron daño, porque han convertido mi debilidad en fortaleza, a las personas que rezan por mí y me brindan apoyo permanente. Y doy gracias a Dios por la gracia del sacerdocio sin mérito, le pido que me haga humilde y santo".

Créditos: Gita Maroun