Consagración del Líbano y Oriente Medio, al Sagrado Corazón de Jesús y María - Homilía Patriarca Rai
- Noticias Maronitas
- 24 jun 2022
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CONSAGRACIÓN DEL LÍBANO Y ORIENTE MEDIO
AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Y AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Homilía de Su Beatitud Bechara Pedro cardenal Rai.
Patriarca de Antioquía y de todo Oriente.
Consagración del Líbano y Oriente Medio,
al Sagrado Corazón de Jesus y al Inmaculado Corazón de María
Nuestra Señora del Líbano en Harissa
Viernes 24 de junio de 2022
“Venid a mí... y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11, 28-29).
1. La Iglesia celebra hoy la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, y su llamada tiene eco en el Evangelio: «Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Llevad mi
yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y
encontraréis descanso para vuestras almas» (Mateo 11, 28-29).
En esta ocasión, nos complace renovar a la consagración de nosotros, el Líbano, nuestra Iglesia Maronita y el Oriente al Sagrado Corazón de Jesús, consagración iniciada por el Venerable Patriarca Su Beatitud Elías Pedro Hoayek, el 10 de septiembre de 1899, y luego renovada el 26 de mayo de 1922. Y he aquí el primer centenario de la segunda consagración. Esta reunión fue organizada por el Comité Patriarcal para la Consagración encabezado por nuestro hermano, Su Eminencia, el Arzobispo Shukrallah Nabil Al-Hajj, y Su Eminencia, el Arzobispo Beloni. Les agradezco, junto con los padres y miembros del comité, por esta organización y por esta invitación.
En cuanto a la consagración de la Iglesia y del primer mundo al Sagrado Corazón de Jesús, fue establecida por el Papa León XIII en 1899. Asimismo, el Venerable Papa Pío XII consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María en 1942.
2. El culto al Sagrado Corazón de Jesús comenzó históricamente con posturas contemplativas en su corazón resistente atravesado por lanzas a la guerra desde el siglo XIII con las santas Matilde (+1298) y Gertrudis (+1301) en Alemania. Luego, en el siglo XVII, San Juan Aude puso en marcha este culto, escribiendo para él textos litúrgicos, concretamente en octubre de 1672. Este culto comenzó a extenderse por el mundo de la mano de Santa Margarita María Alacoque, una de las monjas de la Orden de la Visitación de la Virgen María del Convento Paray-le-Monial en París, y que en cambió le mostró El Señor Jesús su corazón dos veces, en diciembre de 1673 y junio de 1675, por lo que se insertó la frase “el Sagrado Corazón”. En cuanto a nuestra Iglesia maronita, el culto del Sagrado Corazón de Jesús entró en 1691 en la Catedral de San Elías de Alepo, es decir, dieciséis años después de que el Corazón de Jesús se apareciera por segunda vez a Santa Margarita María Alacoque. Se construyeron iglesias y santuarios en nombre del Corazón de Jesús y se establecieron fraternidades en varias de nuestras parroquias. La familia del Corazón de Jesús se constituyó y se difundió en muchos lugares, y así el culto al Santísimo Jesús comenzó a penetrar profundamente en el corazón de los creyentes y fieles.
3. De la fuente del Sagrado Corazón de Jesús, nutrimos el amor, la misericordia y el perdón, y de la abundancia de su gracia somos santificados y renovados en nuestra humanidad. A su escuela volvemos para aprender la mansedumbre y la humildad, renunciar al orgullo y la pretensión. A él recurrimos para perseverar en la adversidad con fe y esperanza firme. A lps latidos de su corazón amoroso, los escuchamos para llevarnos a la comprensión de las cosas frente a nuestras expectativas.
4. Hace nueve años nos dedicábamos, nuestra Iglesia, el Líbano y Oriente al Inmaculado Corazón de María, hoy renovamos esta dedicación y todos creemos que nuestra Madre Celestial, la Virgen María, la Señora del Líbano, no dejará nuestra Patria en sus difíciles circunstancias, y no dejará a sus hijos e hijas en sus indescriptibles dificultades. A pesar de que los pueblos y los países del Oriente Medio sufren guerras, conflictos, desplazamientos y el asedio, incluyendo a los cristianos, dedicamos este Oriente al corazón inmaculado y tierno de María, y tenemos “esperanza contra toda esperanza” (Romanos 4, 18), que ella y será la “Madre de los pueblos”, y que no los dejará desfallecer en su sufrimiento. La consagración no es solo un acto de piedad, sino un acto de fe firme sobre la roca de la esperanza, que nadie es más fuerte que Dios, ni por su influencia, ni por su autoridad, ni por su dinero, ni por su arma, ni por su orgullo.
5. Nosotros en el Líbano ya no podemos tolerar este tipo de práctica política que destruyó la economía del estado y el dinero público, desbarató los órganos de supervisión de los ministerios y departamentos, y arrojó a la gente a un estado de pobreza absoluta. Necesitamos una nueva dirección imparcial caracterizada por espíritu de responsabilidad, conocedora de los asuntos económicos, capaz de sacar al país de la asfixiante crisis económica, caracterizada por la conciencia y el coraje de lanzar un taller de reformas en las estructuras y sectores más urgentes. Sobre todo, el Líbano necesita estabilidad política como punto de entrada para resolver estas crisis. Esta estabilidad depende de un gobierno que asuma todas sus responsabilidades como autoridad de procedimiento, y de un nuevo presidente de la república que lance una actitud constructiva.
Cuando el Venerable Patriarca Elías Hoayek, consagró el Líbano y la Iglesia al Sagrado Corazón de Jesús, el país atravesaba circunstancias muy difíciles, incluyendo la primera guerra mundial y el comienzo de la vida del Gran Líbano, y la salida de estas crisis era siempre según los deseos del Sagrado Corazón de Jesús.
Ni el tiempo, ni el estado actual del país, permiten discrepar sobre la forma de gobierno, ni cuestionar si se realizarán las elecciones presidenciales. Estos dos derechos constitucionales están fuera de discusión. El país necesita poder procesal, que es compartido de acuerdo con la constitución por el Presidente de la República (Artículos 49-53), el Primer Ministro (Artículo No. 6) y el Consejo de Ministros (Artículos 65-72). Sin esta autoridad procesal con sus tres componentes, Líbano no puede negociar con el Fondo Monetario Internacional, realizar reformas, solicitar ayuda, acatar las resoluciones del Consejo de Seguridad, poner fin a la demarcación de fronteras marítimas, explorar en busca de gas, desarrollar una estrategia de defensa conjunta, resolver los problema de los refugiados y desplazados, celebrar una conferencia de diálogo y devolver el Líbano a su estado normal, como un estado con neutralidad positiva activa, imponiendo el prestigio del estado en términos de seguridad y administración, legal y de justicia, lejos de la política y la interferencia religiosa.
Hoy volvemos a consagrar el Líbano al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.
6. Esto es lo que buscamos del Corazón de Jesús y del Corazón de María, en esta consagración, para la glorificación de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, Amén.
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