Domingo de la Curación de la Mujer Hemorroísa, Homilía del Patriarca Maronita Rai.

DOMINGO DE LA CURACIÓN

DE LA MUJER HEMORROÍSA

Homilía del Patriarca Maronita Su Beatitud Bechara Pedro cardenal Rai.

Tercer Domingo de la Gran Cuaresma

Bkerke - Domingo 28 de febrero de 2021.

“Tu fe te ha salvado… No temas, cree solamente” (Lucas 8, 48-50).

1. Esta imagen del evangelio es una escena de fe que muestra su poder, cuando habita en el corazón humano, se expresa a través del comportamiento y la actitud. Porque la mujer hemorroísa que tocó la punta del manto de Jesús, creyendo que se curaría de su hemorragia crónica, dijo abiertamente a toda la multitud: “Hija mía, tu fe te ha salvado, vete en paz” (Lucas 8, 48). El jefe de la sinagoga que fue informado de la muerte de su hija mientras iba camino a casa con Jesús para sanarla, Jesús le dijo: “No temas, cree solamente, y tu hija vivirá” (Lucas 8, 50). Con la fe de la mujer, su sangrado crónico se detuvo y con la fe de Jairo, la vida volvió a su pequeña hija después de su muerte.

¡Apareció la fe y lo hizo con el corazón de Dios! La fe silenciosa en la mujer, al tocar la punta de la túnica de Jesús, detuvo la hemorragia que sufría durante doce años y que malgasto su dinero en médicos en vano. La fe es buscada por el jefe de la sinagoga, luego de creer en la Palabra del Señor, que revivió a su hija de la muerte.

Oremos en esta divina liturgia para que Dios avive en nosotros el don de la fe acompañada de esperanza y amor. “El que cree espera, y el que espera ama”, según San Agustín.

2. Saludamos a la familia del difunto periodista George Bashir, de quien nos despedimos hace un mes y medio en compañía de sus dos hijos, dos hermanos y suegros, con el Sindicato de Prensa Libanesa, el Sindicato de Editores, la Liga Maronita y del dispensario de Nuestra Señora del Señor en la querida ciudad de Ghadir, nos dejó todas las páginas ricas en él. Lo recordamos a él y a su familia en esta Santa Misa, deseándole la felicidad eterna en el cielo, el divino consuelo para su familia y parientes políticos.

También saludamos a la familia del fallecido Said Yamen, quien falleció a causa de la epidemia de coronavirus hace unos cuarenta días, el fue padre de la Sra. Rita, esposa del Ingeniero Salim Khoury, quien nos ayuda en la Pastoral del Matrimonio y de la Familia del Departamento Patriarcal. Están sumamente dedicados a esta responsabilidad. Mientras ofrecemos nuestro más sentido pésame a su esposa, hijo, hijas y sus familias, oramos en esta Santa Misa por el descanso eterno del difunto Said.

También rendimos homenaje a la familia del difunto Youssef Boutros Abboud Al-Khoury, de quien nos despedimos hace tres semanas acompañados de su esposa, hijos, hija y suegros en la querida Beqaa. Ofrecemos nuestro pésame a todos ellos, rezamos en esta Santa Misa por el descanso eterno de su difunto Youssef y pedimos el consuelo a su familia.

3. La mujer hemorroísa testificó con su acto de la divinidad de Jesús, y Jesús, a través de su curación, quiso dar testimonio de su fe. Así, al curar a una mujer que fue vista por la multitud, les permitió ver su divinidad invisible. Testimonio mutuo, la mujer da testimonio de la divinidad de Jesús, y Jesús da testimonio de su fe. Este es el camino para Jairo, él creyó en la divinidad de Jesús, quien fue capaz de resucitar a su hija de la muerte, por eso Jesús lo recompensó reviviéndola porque creyó en sus palabras.

La gran fe ha triunfado sobre los tratamientos y las artes de la medicina. Esta es una afirmación para nosotros y para todos los enfermos que sufre en cuerpo, alma, moral o dignidad, que Cristo Señor es el Sanador, Consolador, Fortaleza y solidario con nosotros en nuestros sufrimientos, el que le otorga poder salvífico.

4. Esta imagen del Evangelio comienza diciendo que “Cuando Jesús regresó, la multitud lo recibió, porque todos lo estaban esperando” (Lucas 8, 40). Entre los que esperaban estaban Jairo y la mujer hemorroísa. Lo esperaban con gran fe en su divinidad que va más allá de su apariencia humana. Es necesario que nosotros lo busquemos, porque él está en constante presencia entre nosotros como resultado de su resurrección de entre los muertos. El Concilio Vaticano II enseña que "Jesús está siempre presente en su Iglesia, especialmente en las acciones litúrgicas. Está presente en el sacrificio de la Misa, tanto en la persona del sacerdote, servidor de este sacramento que ofrece el sacrificio del Señor, que fue sangre ofrecida una sola vez en la cruz, en los sacramentos de el pan y el vino transformados en su cuerpo y sangre. Él esta presente en sus palabras, así que, es él quién habla cuando se leen las Sagradas Escrituras en la Iglesia. Él está presente cuando la Iglesia ora y alaba a Dios, según su dicho: “Si dos o tres se reúnen en mi nombre, yo estaré entre ellos” (Mateo 18, 20; en la Sagrada Liturgia, 7). También está presente en el hambriento y el sediento, el desnudo, el forastero, el enfermo y el preso (ver Mateo 25, 35-36). Sí, en esta presencia diversa debemos buscarlo, para que cure nuestros sufrimientos y dar testimonio de su amor.

5. Cristo está presente en medio de la comunidad y es la fuente de su alegría. Esto es lo que vivimos ayer sábado en el edificio patriarcal, donde quince mil personas se reunieron para apoyar la posición del patriarcado, para pedir a la comunidad internacional que declare la neutralidad activa y positiva del Líbano, con el fin de purificar su identidad de sus distorsiones que ha sufrido, recuperar su esplendor, y para poder llevar a cabo su misión como patria de diálogo de culturas y religiones, una tierra de convergencia y convivencia en igualdad, complementariedad y respeto mutuo entre cristianos y musulmanes, un estado de amistad y paz abierta a los países de Oriente y Occidente, un estado de libertades públicas y de una sólida democracia. Esta neutralidad permite a el Líbano evitar alianzas regionales e internacionales, conflictos y guerras, le permite fortalecer su soberanía interna y externa con sus propias fuerzas militares.

También se movilizaron para apoyar el llamado a realizar una conferencia internacional para el Líbano bajo los auspicios de las Naciones Unidas, debido a la incapacidad de nuestra comunidad política para reunirse, entenderse, dialogar y diagnosticar la enfermedad que paralizó al Estado con sus instituciones constitucionales, tesorería, economía y finanzas; desintegrándolos y el pueblo fue víctima del hambre, la pobreza, el desempleo, la opresión y la privación. La sociedad libanesa alta e ilustrada tuvo que diagnosticar personalmente las causas de este colapso y las formas de abordarlo, basándose en tres: el Documento de Acuerdo Nacional, la Constitución y la Carta de convivencia, en preparación para esta conferencia.

Cientos de miles participaron en esta reunión de apoyo a través de estaciones de televisión, estaciones de radio, Facebook y redes sociales, en el Líbano, los países árabes y los países en expansión. Los saludamos a todos.

6. Vimos con los ojos la alegría de la multitud, durante el encuentro y especialmente cuando se fueron, mientras sus corazones estaban llenos de coraje y esperanza, la llama de la revolución adquiría un resplandor nuevo y diferente.

Hemos leído en sus rostros, que vinieron de todas las regiones, comunidades y partidos, su consuelo y su sensación de que su presencia en Bkerke, está en sus hogares y entre sus familias, y que el edificio patriarcal es un monumento nacional para todos los libaneses. Cuando acuden a él, sienten el calor de la emoción y la tranquilidad de que es el lugar privilegiado para el diálogo sincero iluminado por la verdad libre y abstracta.

7. A la providencia de Dios , por intercesión de nuestra Madre la Virgen María, encomendamos nuestra Patria, el Líbano y todo nuestro pueblo, pidiendo la salvación de la Patria de sus crisis y que nuestro pueblo recupere la vida con dignidad. A la glorioso Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, acción de gracias y alabanza ahora y por siempre. Amén.